Y que sea feliz

Pensando en el preciso momento en el que todo cambió, sintiendo mis pasos mucho mas seguros, me hizo feliz descubrirte en un recuerdo, encontrando junto a él una pieza mas del rompecabezas. Entiendo finalmente que es mas fácil ubicar las piezas si uno no deja que el tablero se cubra de polvo. Mirar el mundo desde la cajita de cristal siempre resulta mas cómodo, pero termina siendo una realidad muy pobre, pobre de sensaciones y experiencias. Tal vez te asuste equivocarte, y te aturda un poco tu piel al no reconocer la brisa de este día cuando tires abajo las paredes invisibles que te esconden. Quizás al principio no logres ubicar las piezas, te confundas y quieras abandonar esta imagen que aún no logras distinguir, pero tenes que creerme, vale la pena correr el riesgo. Porque a veces aquello que te aturde, te hace surgir de otra manera, y es que el cristal de tus paredes es lo que desdibuja la imagen. Si te quedas ahí, si no rompes el cristal para salir, o lo limpias al menos, es posible que se oscurezca y solo te devuelva una imagen errónea de vos mismo. Arriesgarme a vivir aturdida por las sensaciones que mi piel persive es lo que quiero, incluso esos golpes que se hacen cayo cuando no veo la puerta e intento tirar abajo los muros chocando contra ellos. Correr hacía el abismo, lanzarme con los brazos abiertos descubriendo que es posible volar cuando la vida me sonríe cómplice al encontrarte una vez mas en un recuerdo, y sonreír también.